Mi dispiace tanto. Me gustaría irme de Bologna con un bonito recuerdo pero es difícil conseguir mi objetivo. Hoy, andando de nuevo bajo la lluvia y los arcos, he vuelto a recordar los días duros que hemos pasado estas últimas semanas y los que nos espera. Acto seguido, un pensamiento ha venido a mí, pero se ha desvanecido enseguida en contra de lo que yo quería. Pensaba que un día, no hace mucho, pasamos bonitos días en esta ciudad.
Pero no será ahora, cuando la lluvia y la niebla se ha vuelto a apoderar de la ciudad y la convivencia en el piso se hace cada día más dura. Eso, junto a la presión de los exámenes finales y el deseo de terminar con la carrera hacen que cada segundo sea un milímetro menos que recorrer.
Ahora llueve mucho, menuda caca.
Pd: Nos hemos dado cuenta de que en Bologna, ni mi planta puede mantenerse viva ni el pelo crece. Otra caca.