miércoles, 27 de septiembre de 2006

acordes heavys

El curso académico empieza heavy. Sí, ya sé que estamos a miércoles pero el lunes y martes trabajé y no pude ir a clase y, además, tampoco es que hubiera mucha clase a la que acudir. En fin, que estoy deseando que acabe la semana, que me paguen en el trabajo y que les den por culo. Así, hablando en plata y finamente. Necesito ir quitándome preocupaciones de encima. El siguiente paso será el wireless del portátil, que no tira ni p'alante ni p'atrás. A veces me reconoce el dispositivo USB de la tarjeta, a veces no. A veces me sale la conexión, otras no. Y pongo a dios por testigo que el domingo si no se ha solucionado el tema tiro el ordenador por la ventana, pero es que detrás van la tarjeta wifi y el router de Telefónica. Todo en un mismo pack.
Qué semana más horrible. Sólo puedo decir eso. El domingo dormí una hora y media. El lunes por la noche ya dormí algo más, pero no me supo a gloria, sino a sueño. Después, se me complican los horarios. Todo se junta, algunas cosas se me solapan, otras no puedo ponerlas porque directamente ya no caben en mi horario. Y yo me ahogo en un vaso de agua, pensarán ustedes. Pues sí, posiblemente y probablemente, pero es mi pequeño vaso de agua y menos mal que sólo me ahogo y no naufragio con embarcación incluida, que si no ya sería la repera. [En estos momentos la configuración del wireless está casi a puntito de caramelo, pero me falla, joder, me vuelve a fallar.]
Así que ahora cuando llame a mi compañera de trabajo y le diga que no puedo cambiarle el turno del sábado por la mañana porque necesito tener la tarde libre porque viene mi hermano con la novia, que no los volveré a ver hasta que no vaya yo a Barcelona, que a mi madre le doy un disgusto si no como con ellos... después de decirle que no tuviera problemas, que fuera al cumpleaños de su amiga que yo le cambiaba el turno, que para eso no tenía planes un sábado por la noche... Me mata, me asesina, me degolla. Con la manía que me tiene (seguro). Pero ya hay demasiados quebraderos de cabeza como para ir contando esto (y más) a nadie.

lunes, 25 de septiembre de 2006

El aire que respiras

Somos microclimas. Cada uno con su propia atmósfera, su aire personal, con una distinta dilatación frente al calor de la emoción y la pasión y una inevitable contracción ante los fríos de la distancia y la estupidez.
El termómetro que mide los grados de nuestros bienestares y desasosiegos es único e intransferible. La temperatura más íntima y precisa cada uno la lleva oculta tras tanto vericueto de vida y tanto repliegue de ansias y temores que, muchas veces, es imposible llegar a determinar con absoluta precisión.
Posiblemente, la felicidad es vivir sintiéndose rodeado por el clima que mejor se adapta a nuestra parte emocional; cuando pones el termómetro a tus sentimientos y estos te responden que hay bonanza; cuando percibes el suave murmullo de un continuo renacimiento en tu entorno y sientes que los fríos quedaron atrás y los sofocos en otras latitudes.
Por eso es tan importante ser consciente del clima ambiental que envuelve cada temporada de nuestra vida. Porque si hay coincidencia con el nuestro llega la distensión y el bienestar; dos estímulos básicos para ser y crecer; pero cuando hay desajuste prolongado llega el desasosiego, el suelo movedizo de los pasos sin meta de llegada.
Vivir es recorrer caminos. Y en ese permanente ir, no hay mejor dirección que aquella que nos conduzca al clima ambiental y emocional que coincida al máximo con el nuestro. Por eso a veces hay que cambiar de aires.
Ángela Becerra (The end)
[Leído (y posteriormente recortardo) del periódico ADN, un día cualquiera de hace algunas semanas y que hoy he vuelto a recordar al verlo de nuevo entre papeles.]

viernes, 22 de septiembre de 2006

Paris

Después de hacer el amor supe que se había acabado. ¿Había amado realmente a Bill alguna vez o era adicta al dolor? Al exquisito dolor de amar a alguien tan inalcanzable.
- Eh, ¿qué haces ahí?
- Vete a París, yo no voy a ir. No finjamos ser algo que no somos. Da igual.
- Ven a la cama.Quería ir con él pero me sentía como si estuviera atada a la silla.
Una parte de mí me estaba sujetando, sabiendo que había llegado demasiado lejos, que había llegado a mi límite.
Y se acabó. Me había desatado de Bill, era libre, pero no había nada de exquisito en ello.
Sex in the City

soles (gira)

Escuchando Seven Nation Army de The White Stripes, después de haber escuchado el Op. 72, No 1 de Chopin, después de haberme visto unos cinco capítulos de Sexo en Nueva York.Después de haber escuchado un par de canciones de Chick Corea y de The Cat Empire... me siento como nueva.
Después de haber retomado los cafés mi amigo de siempre, después de intentar encontrar un momento para irnos juntos a comprarnos ropa, después de haberme quemado y no haber llamado al otro, después de estar un mes escribiendo con el portátil de mi hermano que se ha convertido en el mío. Después de
todo eso, me siento como Carrie Brawson. Llevo las riendas de mi vida, tengo tiempo para mí y para los demás.
Es una sensación extraña, supongo que porque hacía mucho tiempo que no la sentía o porque, como se suele decir, no te das cuenta de algo hasta que lo has perdido (y después lo vuelves a encontrar). Ahora sólo espero que la semana que viene, cuando empiece la facultad y la siguiente cuando ya no tenga que compaginar mis estudios con el trabajo, siga pensando lo mismo.
Pensaba que ver tanto Sexo en Nueva York me iba a hacer mal, a volverme loca, pero no. Estaba equivocada. Estoy de puta madre. Creo que como le dije a Mana esta tarde, nunca he estado más segura de nada como lo estoy ahora.
Mundo, allá voy...

jueves, 21 de septiembre de 2006

La douleur exquise!

En las relaciones amorosas hay una línea muy fina entre el placer y el dolor. De hecho, mucha gente cree que una relación sin dolor es una relación que no vale la pena. Para algunos el dolor implica evolución, pero ¿dónde saber dónde acaba el dolor evolutivo y empieza el dolor lacerante? Si seguimos caminando por esta línea, ¿somos masoquistas y optimistas? Y ¿cómo saber en una relación cuando ya es suficiente?
Carrie en Sex in the City

miércoles, 20 de septiembre de 2006

máster de radio

Mmmm... interesante. Acabo de leer una cosa que podría ser el puente después de acabara la licenciatura: un máster. El XVIII Máster de Radio, patrocinado por Radio Nacional de España y la Universidad Complutense de Madrid. La verdad es que la radio siempre me ha llamado, desde pequeña. ¿Por qué no hacer un máster sobre el tema? No sabía que hubiera uno de este calibre. Normalmente en los másters te piden que tengas cuatro años de experiencia laboral, etc... pero este no. Sólo requiere tener terminada la licenciatura y pasar unas pruebas. Podría intentarlo, no? Sería divertido y me quitaría una dolor de cabeza de pensar qué coño hago después de terminar de estudiar. Joo, ahora ya no voy a poder dormir de lo emocionada que me he puesto con el tema. Al menos callaré a mis padres en este campo... ya no me repetirán lo de "busca un trabajo de lo tuyo", "¿ya has tirado la solicitud para las prácticas de empresa?", "no estarás toda la vida de camarera, ¿verdad?"... ufff.
Y todo esto gracias a escuchar Radio 3 por Internet... xD