Hasta el infinito y más allá!

A lo largo de la vida, de la existencia humana, tanto hombres como mujeres han mantenido una guerra. En confrontación continua, no ha habido tregua alguna hasta el momento. ¿Hasta cuándo seguiremos aguantando las mujeres? Siempre ha habido colores y, por tanto, no debería meter en el mismo saco a todos. Pero estoy hasta la piiiiiiiiii de todos y cada uno de los hombres de este planeta. ¿Por qué algunos de vosotros creéis que la casa de vuestros padres es un hotel? Ahhh, no... no es un hotel... es un motel, si? Estoy harta del comentario prototípico de las madres que tienen entre sus filas a una niña. A una preciosa y adorable niña que, junto a su hermanito/s juega felizmente a la pelota por el pasillo. Pues guapa, no sabes la que te ha caído! No sólo tendrás que aguantar comentarios como “es que se nota que las niñas son más desordenadas”, “ayyy (suspiro de madre) la verdad es que es la que más ayuda”, “si no fuera por ella... no sé lo que haría con la casa”, “los chicos pasan más de todo”, “los chicos son un desastre, no puedo con ellos” Pero bueno, quién se ha creído que son? Ni que estuviéramos en la casa de “Mujercitas”. Podremos tener cerebros disitintos, aparatos reproductotes opuestos, anatomías y hormonas totalmente diferentes pero, pero por ello somos más gilipollas? Por eso os creéis que nuestro lugar es la cocina? Que nuestra tarea es limpiar lo que ensuciáis? Que nos gusta fregar? Que nos divierte estar con el estómago llenísimo después de la paella del domingo, enfrente del fregadero mientras vuestros culos se aposentan sobre el sofá (o hamaca en el caso de verano) con la escusa de "Pufff!!! Ya lo haré después, ahora tengo el estómago lleno...."? NO! Enteraros bien: NO! No más alienamiento, por Dios! Sólo pido un poquito de imaginación, un poquito de solidaridad.

PD: ah! Y por cierto, a aquellos que se hayan sentido aludidos... ajo y agua y no vengáis con el cuento chino de que lo hacemos porque queremos porque NO ES ASÍ.

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"Yo nací libre y para vivir escogí la soledad. Tengo libre condición y no gusto de sujetar" (Marcela en El Quijote, Primera Parte, Capítulo XIV)