Escena última. Paul y Holly se meten en un taxi al salir ella de la Policía.PAUL: En tu ausencia, he ido a robar a tu casa. (dirigiéndose al taxista) Al hotel Clayton, entre la calle 84 y Madison. (de nuevo a Holly) A Oj le parece bien que te escondas durante una temporada. Tengo casi todas tu cosas aquí, incluido el gato. Supongo que está bien. Sí...
HOLLY: Hola gato. Pobre infeliz sin nombre. (poniéndose el vestido) Escucha cariño, ¿encontraste el billete de avión?
PAUL: Está aquí. Lo reembolsarán.
HOLLY: ¿Qué lo reembolsarán? Bromeas. ¿Qué hora es?
PAUL: Poco más de las diez.
HOLLY: Bien. Al aeropuerto, por favor chófer.
PAUL: No haga caso (al taxista). No puedes hacer eso.
HOLLY: ¿Por qué? ¿Por qué no?
PAUL: ¿No lo entiendes? Estás procesada. Si te cogen fugándote bajo fianza, te encerrarán y tirarán la llave.
HOLLY: No seas ridículo, cariño. Pasado mañana estaré casada con el futuro presidente de Brasil, y eso me dará inmunidad diplomática o algo parecido.
PAUL: Yo no me fiaría.
HOLLY: ¿Qué pasa?
PAUL: Tengo… tengo un mensaje para ti.
HOLLY: Oh, ya, comprendo. ¿Lo trajo personalmente o lo encontraste metido por debajo de la puerta?
PAUL: Lo último.
HOLLY: Dame el bolso, ¿quieres, cariño? No se puede leer una cosa así sin llevar los labios pintados. Léemelo, ¿quieres? Creo que yo no podría hacerlo.
PAUL: ¿Estás segura de ello?
HOLLY: Mmmm…
PAUL: Muy bien. “Mi querida chiquita, te he querido sabiendo que no eras como las demás. Pero comprende mi reacción, al descubrir de forma tan brutal y pública que difieres de mi concepto de mujer de la cual un hombre de mi posición va a contraer matrimonio. Me apena mucho la desgracia de tu actual circunstancia y no me veo capaz de añadir con mis reproches, mayor pena a tu situación. Así que creo que serás capaz de perdonarme. Comprende que mi situación es muy comprometida: tengo que proteger a mi familia y mi nombre, y soy un cobarde cuando se trata de defender a ambos. Olvídate pequeña, y que tengas mucha suerte. José”
HOLLY: Vaya.
PAUL: Por lo menos ha sido sincero. Es conmovedor.
HOLLY: ¿Conmovedor? Ese presumido imbécil...
PAUL: Ya lo has oído, dice que es un cobarde
HOLLY: Pues claro cariño, es un canalla, ni siquiera un súper canalla No es más que un ratoncito asustado. Pero ... sniff, ¡caracoles! ¡Maldita sea!
PAUL: Por favor … Bueno, se acabó lo de Sudamérica. En realidad nunca pensé que llegaras a ser la reina del Pan de Azúcar. (dirigiéndose al taxista) Al hotel Clayton.
HOLLY: Al aeropuerto.
PAUL: ¿Qué?
HOLLY: El avión sale a las doce y quiero estar abordo.
PAUL: Holly, no puedes.
HOLLY: ¿Y por qué no? No pienso perseguir a José si es eso lo que piensas. Oh, no. Por lo que a mí se refiere, no significa nada en mi vida. Es sólo porque no quiero dejar perder un billete de avión. Además, no he estado nunca en Brasil. (mirada de Paul, incrédulo) Por favor cariño, te ruego que no me mires así. Me voy, y eso es todo. Lo único que quieren de mí, son mis servicios como testigo del caso contra Sally. Nadie tiene intención de procesarme. En primer lugar, porque no he hecho nada, y en segundo, porque estoy cansada de esta ciudad. Hay ciertos tonos de luz del alumbrado que estropean el cutis. No podría ir a ninguna parte sin que se fijaran en mí. ¿Sabes lo que puedes hacer, cariño? Cuando regreses a la ciudad, quiero que llames al New York Times o al que sea. Quiero que me manden una lista de los 50 hombres más ricos de Brasil. ¡Los 50 más ricos!
PAUL: Holly, no permitiré que hagas esto.
HOLLY: ¿Por qué no vas a permitirlo?
PAUL: Holly, estoy enamorado de ti.
HOLLY: ¿Y qué?
PAUL: ¿Cómo que “y qué”? Qué preguntas haces. Te quiero y me perteneces.
HOLLY: No, las personas no pertenecen a nadie.
PAUL: Claro que sí.
HOLLY: No dejaré que nadie me ponga en una jaula.
PAUL: Yo no quiero ponerte en una jaula, sólo quererte.
HOLLY: Es lo mismo.
PAUL: No, no lo es. Holly...
HOLLY: No soy Holly. Ni siquiera Lula Mae. No sé quien soy. Soy como este gato: somos un par de infelices, sin nombre. No pertenecemos a nadie y nadie nos pertenece. Ni siquiera el uno al otro. (dirigiéndose al taxista) Pare el coche. (Abriendo la puerta del taxi y soltando al gato) Bueno, aquí está bien. Este debe de ser un lugar adecuado para un animal fuerte como tú. Cubos de basura y muchas ratas. Corre, he dicho que te marches. Ande, vámonos.
(Mirada incrédula de Paul mientras Holly se enciende un cigarrilo)
PAUL: Chófer, pare aquí un momento. (Desde la puerta del taxi) ¿Sabes lo que te pasa? No tienes valor. Tienes miedo, miedo de enfrentarse contigo misma, y decir “está bien, la vida es una realidad. Las personas se pertenecen unas a otras porque es la única forma de conseguir la verdadera felicidad”. Tú te consideras un espíritu libre, un ser salvaje, y te asusta la idea de que alguien te pueda meter en una jaula. Bueno nena, ya estás en una jaula. Tú misma la has construido, y en ella seguirás vayas donde vayas porque no importa donde huyas, siempre andarás tropenzado contigo misma. (Sacándose el anillo del bolsillo) Toma, hace tiempo que lo llevaba encima. Ya no me hace falta.
PAUL: Gato! Hey, gato!
HOLLY: Yo… ¿dónde está el gato?
PAUL: No lo sé
HOLLY: Gato… gato, gato, gato… oh, gato (miau) Gato!, oh gato!
HOLLY: Hola gato. Pobre infeliz sin nombre. (poniéndose el vestido) Escucha cariño, ¿encontraste el billete de avión?
PAUL: Está aquí. Lo reembolsarán.
HOLLY: ¿Qué lo reembolsarán? Bromeas. ¿Qué hora es?
PAUL: Poco más de las diez.
HOLLY: Bien. Al aeropuerto, por favor chófer.
PAUL: No haga caso (al taxista). No puedes hacer eso.
HOLLY: ¿Por qué? ¿Por qué no?
PAUL: ¿No lo entiendes? Estás procesada. Si te cogen fugándote bajo fianza, te encerrarán y tirarán la llave.
HOLLY: No seas ridículo, cariño. Pasado mañana estaré casada con el futuro presidente de Brasil, y eso me dará inmunidad diplomática o algo parecido.
PAUL: Yo no me fiaría.
HOLLY: ¿Qué pasa?
PAUL: Tengo… tengo un mensaje para ti.
HOLLY: Oh, ya, comprendo. ¿Lo trajo personalmente o lo encontraste metido por debajo de la puerta?
PAUL: Lo último.
HOLLY: Dame el bolso, ¿quieres, cariño? No se puede leer una cosa así sin llevar los labios pintados. Léemelo, ¿quieres? Creo que yo no podría hacerlo.
PAUL: ¿Estás segura de ello?
HOLLY: Mmmm…
PAUL: Muy bien. “Mi querida chiquita, te he querido sabiendo que no eras como las demás. Pero comprende mi reacción, al descubrir de forma tan brutal y pública que difieres de mi concepto de mujer de la cual un hombre de mi posición va a contraer matrimonio. Me apena mucho la desgracia de tu actual circunstancia y no me veo capaz de añadir con mis reproches, mayor pena a tu situación. Así que creo que serás capaz de perdonarme. Comprende que mi situación es muy comprometida: tengo que proteger a mi familia y mi nombre, y soy un cobarde cuando se trata de defender a ambos. Olvídate pequeña, y que tengas mucha suerte. José”
HOLLY: Vaya.
PAUL: Por lo menos ha sido sincero. Es conmovedor.
HOLLY: ¿Conmovedor? Ese presumido imbécil...
PAUL: Ya lo has oído, dice que es un cobarde
HOLLY: Pues claro cariño, es un canalla, ni siquiera un súper canalla No es más que un ratoncito asustado. Pero ... sniff, ¡caracoles! ¡Maldita sea!
PAUL: Por favor … Bueno, se acabó lo de Sudamérica. En realidad nunca pensé que llegaras a ser la reina del Pan de Azúcar. (dirigiéndose al taxista) Al hotel Clayton.
HOLLY: Al aeropuerto.
PAUL: ¿Qué?
HOLLY: El avión sale a las doce y quiero estar abordo.
PAUL: Holly, no puedes.
HOLLY: ¿Y por qué no? No pienso perseguir a José si es eso lo que piensas. Oh, no. Por lo que a mí se refiere, no significa nada en mi vida. Es sólo porque no quiero dejar perder un billete de avión. Además, no he estado nunca en Brasil. (mirada de Paul, incrédulo) Por favor cariño, te ruego que no me mires así. Me voy, y eso es todo. Lo único que quieren de mí, son mis servicios como testigo del caso contra Sally. Nadie tiene intención de procesarme. En primer lugar, porque no he hecho nada, y en segundo, porque estoy cansada de esta ciudad. Hay ciertos tonos de luz del alumbrado que estropean el cutis. No podría ir a ninguna parte sin que se fijaran en mí. ¿Sabes lo que puedes hacer, cariño? Cuando regreses a la ciudad, quiero que llames al New York Times o al que sea. Quiero que me manden una lista de los 50 hombres más ricos de Brasil. ¡Los 50 más ricos!
PAUL: Holly, no permitiré que hagas esto.
HOLLY: ¿Por qué no vas a permitirlo?
PAUL: Holly, estoy enamorado de ti.
HOLLY: ¿Y qué?
PAUL: ¿Cómo que “y qué”? Qué preguntas haces. Te quiero y me perteneces.
HOLLY: No, las personas no pertenecen a nadie.
PAUL: Claro que sí.
HOLLY: No dejaré que nadie me ponga en una jaula.
PAUL: Yo no quiero ponerte en una jaula, sólo quererte.
HOLLY: Es lo mismo.
PAUL: No, no lo es. Holly...
HOLLY: No soy Holly. Ni siquiera Lula Mae. No sé quien soy. Soy como este gato: somos un par de infelices, sin nombre. No pertenecemos a nadie y nadie nos pertenece. Ni siquiera el uno al otro. (dirigiéndose al taxista) Pare el coche. (Abriendo la puerta del taxi y soltando al gato) Bueno, aquí está bien. Este debe de ser un lugar adecuado para un animal fuerte como tú. Cubos de basura y muchas ratas. Corre, he dicho que te marches. Ande, vámonos.
(Mirada incrédula de Paul mientras Holly se enciende un cigarrilo)
PAUL: Chófer, pare aquí un momento. (Desde la puerta del taxi) ¿Sabes lo que te pasa? No tienes valor. Tienes miedo, miedo de enfrentarse contigo misma, y decir “está bien, la vida es una realidad. Las personas se pertenecen unas a otras porque es la única forma de conseguir la verdadera felicidad”. Tú te consideras un espíritu libre, un ser salvaje, y te asusta la idea de que alguien te pueda meter en una jaula. Bueno nena, ya estás en una jaula. Tú misma la has construido, y en ella seguirás vayas donde vayas porque no importa donde huyas, siempre andarás tropenzado contigo misma. (Sacándose el anillo del bolsillo) Toma, hace tiempo que lo llevaba encima. Ya no me hace falta.
PAUL: Gato! Hey, gato!
HOLLY: Yo… ¿dónde está el gato?
PAUL: No lo sé
HOLLY: Gato… gato, gato, gato… oh, gato (miau) Gato!, oh gato!
No hay comentarios:
Publicar un comentario