Lluvia de estrellas

Ana dixit y Zoe dirá. Expresará expresiones que nadie entenderá. Difamará cuestiones que ni la última estrella del firmamento creerá.

No suelo tener este alarde de expresividad, y mucho menos indicar la fecha de mi cumpleaños pero por si alguno siente la curiosidad, nací una noche de verano de 1985. Única chica después de dos varones, fue el último pedido de mi madre: que fuera una niña, por Dios! Mientras mi hermano mediado refunfuñaba contra mi madre, quejándose porque yo no era una chico con el que poder jugar al fútbol; a la vez que mi hermano mayor se convertía (sin saberlo) en mi segundo padre... yo ni nacía envuelta en el cordón aquél que nos une a nuestra madre, ni me agarraba de las paredes de la placenta para no salir de mi burbujita, sino que haciendo mostrando mi tozudez, mi cabezonería y, sobre todo, haciendo ver lo marmota que era, no salí de culo, no señor, sino de lado. Quicir, a mi pobre madre, después de dos embarazos de lo más normales, al tercero le tuvieron que rajar un pelín para que la niña preciosa saliera de su amada burbujita y se enfrentara a la pura realidad (a última hora me di la vuelta y me puse de ladito, por dar por saco un poquito más al médico). Pura realidad era la cara de mi padre, que parecía que había visto un monstruo. Pero no, era que estaba maravillado por l0 redondita de su niñita (mis hermanos eran mu feos ellos al nacer).

Bueno, por si alguien visita este blog en estos días de veraneo y quiere entretenerse, decir que en la noche de mi cumple siempre pueden verse una deliciosa lluvia de estrellas (aunque tanto la noche anterior como la posterior también puede divisarse).

Estooo... buenas noches y espero que disfrutéis de las lágrimas de San Lorenzo, y por favor, pedir un deseo cuando diviséis alguna.