jueves, 29 de junio de 2006

Sonámbula

No sé lo que tienes pero cuando hablas mis sentidos se paralizan. Hay mucho de razón en lo que dices. Sería estupendo conocer, o puede que no. Puede que sólo admire tu personaje, tu mirada a través de la pantalla del televisor. Siempre busco tus quehaceres porque en ellos tienes toda la razón.

El verano llegó y con él las vacaciones y los adioses. Yo espero que sólo sea un hasta luego, un hasta pronto, porque me he acostumbrado a ti y no me gustaría estar mucho tiempo sin volver a verte. Me dolería que encendieras el televisor buscando otra cosa y que tuvieras que apagarlo porque nadie te la ofrece. Nos vemos no sé cuándo, pero sé que sucederá porque la vida sigue y el mundo da muchas vueltas.

El loco de la colina


Soy un sonámbulo, voy a sobar, todo cuanto aprendí lo aprendí en las sábanas. No hay frontera más apasionante que un liguero. El Estado era sólo una taberna. ¿Quién había dicho que las despedidas tenían que ser breves? Ya no tendré que ir a los cócteles. A la hermana de Borges la metieron a la cárcel los peronistas y escribió a su familia: “La cárcel es muy desagradable, pero tiene algo bueno, no hay que ir a los cócteles”. Ya no queda ni un puto gramo de arena en el reloj. Si queréis que vuelva silbad, capullos. Me voy con un cuero de cabra para llenarla de agua.
El loco de la colina

martes, 27 de junio de 2006

Aracataca-Macondo

Macondo no es un lugar sino un estado de ánimo que le permite a uno ver lo que quiere ver, y verlo como quiere
Gabriel García Márquez
"Cien años de soledad"

Odio

Todo es verdad, menos el odio. Lo dijo Luis Cernuda y yo me lo creo. El odio es siempre una mentira: una mentira interior o exterior. Una mentira que nos ponen ante los ojos del alma nuestros sentimientos enfermos, o una mentira que nos cuentan los otros para que miremos a nuestro hermanos como enemigos y deseemos su mal. El odio es una mentira que nos confunde y que nos separa, que nos hace ver contrarios donde sólo hay hombres y mujeres como nosotros y que nos lleva a la muerte por la falsa senda de la violencia y de la guerra. El odio es una mentira. Lo sé porque he visto que sólo los falsos son capaces de odiar. Los auténticos comprenden y aman.
El loco de la colina. Editorial

domingo, 25 de junio de 2006

Fiebre del sábado noche

Sábado noche, 4:21 am, mientras me balanceo...
Hacía más de un año (o casi dos) que no me ponía así. Así de chupitos y demás condimentos alcohólicos quise decir. Si es que no puede una trabajar en un sitio donde se hace una sangría con 30 sobres de azúcar... que todo se pega, ¡hombre! Sigo pensando que los borrachos no mientes y mietras trascurría la noche se me iban ocurriendo argumentos e ideas que escribir en algún futuro post (este). Porque escribiendo esto, sentada ya (por fin) en mi cama, sigo yendo un algo "ciega" de cocktails del pub de siempre y de sangría casera. Éramos cinco y pagámabos una ronda de cocktails cada uno. Quise pedir un Manhattan, pero opté por un México, por ejemplo, finalizamos nuestra velada con una jarra de Mojito. Sellé mis labios en el vaso de chupito. Por favor, no intenten meter sus labios dentro del pequeño vaso de chupito porque les pasará lo que a mí, que harán presión y su boca no saldrá de allí. Con el vaso colgando pude despegar el vaso, con la seguida escampada de líquido sobre mis pantalones (íbamos por la cuarta jarra). Homenajeé al cockteail Bloody Mary
(íbamos por la segunda jarra) y degustamos chupitos de batido de chocolate con nata. Bebimos de un trago (sin manos) y brindamos por SIFO y por los que se apuntan al gimnasio y ¡van!
Mientras todo esto pasaba las ideas fluían por dentro de mi cabeza como coches de Fórmula 1. Pensaba en aquellos que no dieron un duro por nuestra relación, porque gracias a ellos sigo adelante en mi cabezonería constante de demostrar al público algo totalmente contrario a los que ellos piensan. Gracias también a aquellos que me cuidaron en su día porque gracias a ellos estoy viva. Gracias a los que me tildaron de apelativos inmundes, bajo la máscara de la infancia cruel, porque gracias a ellos tengo y he tenido un poquito más de tormento. Gracias a los que me dejaron para que yo continuara una vida (¿mejor?), porque ahora que os veo pasar por mi lado no siento ya nada. Gracias a los que me dijeron en su día (creo que son los mismos que el punto anterior) que no os caía bien, porque gracias a vosotros he descubierto personas infinítamente mejores que todos vosotros. Gracias a aquellos que me llamaban "rara" cariñosamente. Gracias a los que me dijeron que les había alegrado el día, a los que me dicen "gracias" con una sonrisa entre los labios. Gracias por decirme "te quiero", gracias por exisitir.
Pensaba muchas cosas más, pero en mi estado habitual de "memoria pez", no recuerdo ahora las palabras exactas con las que confeccioné un posible post mientras me tomaba uno de los cinco cocktail, que por cierto, vino el dueño del pub y confeccionador de los cocktails (amigo nuestro) y nos tachó de locos porque el nivel de alcohol de las bebidas que estábamos pidiendo. Ei, aún me queda algo de cordura dentro de mi embriagadez para escribir cuatro palabras mal compuestas... oohhhh...

jueves, 22 de junio de 2006

Margaritas amarillas, mis flores preferidas

Ya llega el verano. Ya lo huelo, lo noto. ¿No lo notan ustedes? Las flores crecen por doquier (uy, perdón, eso es la primavera, pero vamos, que en el verano las flores también están preciosas). Huele a césped recién cortado, a tormentas de cinco minutos, a terracitas, a sol... aunque yo sigo igual de blanca que siempre. El sol no tiene cabida en mi cuerpo, salvo en aquel viaje a Ibiza de fin de curso, al acabar el Bachillerato... mmm, menudo viaje. Qué playas, qué relax...
Bien, sigamos. Mi tercer año de carrera ha llegado a su fin. Con o sin alteraciones a lo largo de su curso, eso tenía que acabar. En octubre volveremos a vernos (bueno, en septiembre me temo que también, ejem, ejem). No me explayaré anunciando las asignaturas que me dejo y me suspenden (¿me?).
Ahora me he puesto a trabajar para sacarme algo de dinero para iros a ver. Sí, a vosotros, pendones. A los que os vais de Orgasmus. Y sobre todo porque me apetecía tener mi tiempo algo ocupado. Sí, no pensar, no distraerme. Quisiera leer (mucho), nadar en la piscina, irme a la playa algún día ocasionalmente (no es que me pare muuy cerca, no la tengo cruzando la calle), volver a leer, salir a las fiestas de alrededor, hacer alguna fiesta en alguna casa... ¡buei! (que dirían por estos lares)... lo de siempre, vamos.
Mientras voy organizándome, he encontrado este vídeo que me ha encantado. Qué bonito sería recibir ese tipo de mensaje (no hace falta que el contenido del mensaje sea ese mismo, puede ser otro, ehh? jajaja).


lunes, 19 de junio de 2006

Esta noche

Me gustaría poder perder la memoria parcialmente, tan sólo por unos instantes. De lo que yo quisiera. Sería muy cómodo. Elminaríamos con ello todo aquello que no quisieras recordar... por los motivos que sean. Qué bonito sería, o no, porque podría ser a su vez peligroso.

Esta noche siento la necesidad de ser feliz.
La miseria, la angustia, el egoísmo, la agresividad, el horror...
Si pienso en todas estas deformaciones, en estas realidades,
ser feliz me parece a veces vergonzoso,
pero sé que mi felicidad es necesaria para que tú lo seas.
Siento en mí la imperiosa obligación de ser dichoso.
Y mi dicha consiste en aumentar la tuya.
Como Guide, pienso que la alegría es más rara, más difícil y más bella que la tristeza.
"Quien es dichoso y piensa, ése será juzgado verdaderamente fuerte".

El loco de la colina

viernes, 9 de junio de 2006

Vivir: he ahí la consigna

Vivir: he ahí la consigna.
No desaprovechar ni un solo momento de la vida.
Vivir intensamente, voluptuosamente abierto a todo.
Vivir por los ojos, por los oídos, por la boca, por la piel... Vivir con el cerebro, con el corazón, con la imaginación, con la fantasía...
Vivir el arte y vivir la vida.
Vivir la realidad y los sueños.
Amarlo todo, besarlo todo, acariciarlo todo, probarlo todo, sentirlo todo, mirarlo todo, leerlo todo, tratar de comprenderlo todo...
Vivir: he ahí la consigna. Vivir, vivir, vivir, hasta morirla.
El loco de la colina. Editorial