¿Nunca habéis pensado qué pasaría si os suicidárais? ¿Qué pasaría con el mundo que os envuelve? A dónde iría tu mente, tu alma, tu cuerpo o lo que tengamos . La verdad es que yo sí que me lo he cuestionado, aunque el gusanillo de la curiosidad hacía tiempo que no re revolvía en mí. Años atrás, con tan sólo 15 años, un amigo y yo tuvimos una conversación de los más rara. Era sobre la manera más eficaz de suicidarse, los pros y los contras.
Hoy, sentada en la repisa de una de los ventanales del segundo piso de mi facultad (donde siempre me pongo a leer y pensar), he vuelto a recordar qué pasaría si llevara a cabo ese acto. Tenía el ventanal abierto, y debido al calor que me iba entrando por el cuerpo, lo iba abriendo poco a poco. Hasta asomarme y ver el césped que hay allá bajo, dos pisos que en realidad son más debido a las escaleras. Pensaba que sería una buena caída, que tampoco hay mucho por lo que luchar en este mundo cuando tu cadena de vida se rompe por alguno de los extremos (o en mil pedazos) y te cuesta ver que, en realidad, con algo de tiempo eso vuelve a rehacerse. Pero también pensaba que uno de los contras del suicido es que, con el primer paso, ya no hay vuelta atrás. Es muy difícil intentar arreglarlo cuando ya has comenzado... Siempre me ha sorprendido la gente que ha tenido el valor de suicidarse, de ver que su mundo ya no podía ser mejor. De dejarlo todo.