Último día en Kopenhagen, Copenhagen o Copenhague (me he dado cuenta de que el título del post está mal escrito, pero ya paso de cambiarlo).
La madrugada también fue movidita (en todos los sentidos). Acabamos a las 6 de la mañana hablando en el patio de casa de Alberto, viendo amanecer y comprobando como en Copenhague sí existe el sol. Aunque cinco minutos después creimos haber visto un espejismo, pues el sol desapareció entre las nubes y no se volvió dejar ver.
Decidimos que, dos horas después (creo) subir a casa de Alberto a dormir algunas horas, al menos. Éramos 9 en una habitación. Algunos hasta tuvieron que dormir de lado porque boca arriba no cabíamos. Después de descansar, los que teníamos nuestro equipaje en casa de los griegos nos dirigimos hasta allí y terminamos nuestro viaje desayunando con nuestros anfitriones.
Entre lágrimas y recuerdos nos depedimos de Alberto y las dos 'italianas de adopción', Ainara y Aina y partimos hacia tierras germanas, donde haríamos escala durante algunas, muchas horas.
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